Promocionada como la “pelea del siglo” y con una bolsa nunca antes vista, la jornada boxística dejó al publico aburrido, no por la falta de técnica o físico de los protagonistas sino porque cada boxeador se dedicó a correr el cuadrilátero y a esquivar los golpes del otro hasta que sonó la campana y cada uno salió con sus millones tras una pobre presentación.
Si el futuro del box dependía de esta pelea, pues no hay que ser muy optimistas. “Se trató más de un gran negocio que de una gran pelea”, afirmó al término del evento un aficionado que gasto US $1,500 en una entrada al MGM.
Lejos quedaron las épocas del Sugar Ray Leonard, Joe Frazier, Marvin Hagles o Mano de Piedra Duran, en las que cada combate era una verdadera batalla de físico, puños, técnica y sobre todo entrega. Una vez retirados Mayweather y Pacquiao el box quedarà a la deriva porque otros deportes como el kick-boxing y las artes marciales están tomando su lugar y dejan a los aficionados saciados de lo que van a buscar a estos escenarios.

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